La humanidad, desde que abandonó su hábitat natural, de origen, con clima
templado y agradable, hace aproximadamente un millón y medio de años, ha
construido casas inteligentes para defenderse del ataque de los animales, del calor
y frio excesivo, en relación a su hábitat agradable de origen. La historia de la
arquitectura prueba que en cada estadio de la historia humana la gente ha intentado
llevar a la práctica los últimos y más recientes desarrollos tecnológicos.
No es extraño que en este preciso instante de la historia, una vez que la
tecnología ha conquistado la electricidad y la electrónica aplicada a las
telecomunicaciones y a la informática, los seres humanos intenten con todas sus
fuerzas aprovechar todo lo qué se puede obtener de estas tecnologías para
aplicarlo en lo que les es más entrañable: su vivienda y la de sus seres queridos.
Con la plena irrupción del Internet en el hogar y, en general las denominadas
TIC (Tecnologías Información y las Comunicaciones), se ha forjado una nueva
forma de entender la aplicación de tecnología en la vivienda, mucho mas positiva y
realista, donde lo único importante es el propio usuario y no la tecnología. Es decir,
de la tecnología por la tecnología se ha pasado a la consecución de las
necesidades o deseos de los usuarios a través de servicios, donde evidentemente
la tecnología adquiere un papel muy importante. El usuario no está interesado en la
tecnología sino en resolver su problema, necesidad o deseo.
A este respecto, el actual desarrollo en la construcción de edificaciones
inteligentes está marcado por una transición desde la era de la producción
mecánica a una era de la información, dirigida por la microelectrónica. Mientras en
el pasado el arquitecto era el primer responsable en el diseño completo de la
edificación, hoy los ingenieros están demandando la explotación de las nuevas
tecnologías en edificaciones. Antes, lo que prevalecía era el diseño del edificio, hoy
en día otro factor importante es el uso óptimo y flexible de la construcción a través
de su ciclo de vida, conceptualiza la flexibilidad, como los cambios
que deben incorporarse a futuro en la vivienda, al introducir nuevas tecnologías,
actualización de equipos y cambios en la distribución interna de los ambientes. Así,
las innovaciones en el diseño demandarán un conocimiento especializado, un
entendimiento interdisciplinario y también una integración de conceptos.
En los inicios de la tecnología Domótica, los equipos domésticos se
automatizaban mediante el control de su alimentación eléctrica, siendo una manera
muy sencilla de gestión, y de poco atractivo tecnológico. Los equipos domésticos no
tenían ningún tipo de comunicación eficiente con el sistema domótico, el cual integra
un conjunto de servicios en la vivienda, con el fin de obtener una mejor gestión en
aspectos tales como el confort, la seguridad, el ahorro energético y las
comunicaciones. Por ello, la domótica estaba relegada a un mercado muy reducido,
comparado con la totalidad del mercado de productos domésticos, limitándose, por
tanto a dar respuesta a necesidades de control en la vivienda.
En función de lo anteriormente expuesto la
domótica rompe el paradigma de la utilidad de
la tecnología para darle otro sentido que beneficie principalmente al hombre y su medio ambiente,
ocasionando un aumento considerable en la creación de nuevas tecnologías,
llevando al hombre a aliviar su carga de trabajo y optimizar su estilo de vida. En
este sentido, el hombre hace uso de la infometría en conjunto con la tecnología
domótica para mejorar la calidad de vida dentro de su vivienda; llevando esto a
desarrollar mayormente dos campos de la tecnología domótica: la seguridad y el
ahorro de energía.
Hasta hace unos años, la vivienda se proveía únicamente de muebles, teniendo ahora una mayor relevancia la incorporación de electrónica de consumo, equipos informáticos y electrodomésticos. La denominada “Línea violeta” (domótica) superará en gran medida y sin ninguna duda la penetración que en su momento tuvieron la “línea blanca” (electrodomésticos), la "línea marrón" (audio y video) y más recientemente la “línea beige” (tecnología de la información”). En efecto, la domotización de la vivienda, supone la incorporación de una serie de sistemas que permiten controlar y automatizar de forma eficiente los equipos e instalaciones que se encuentran habitualmente en una vivienda; éstos sistemas son: la pasarela; los elementos de control; los sensores, actuadores, e interruptores; y los aparatos electrónicos y electrodomésticos dotados de tecnología digital y capacidad de intercomunicación.